Presunto Abuso Sexual en el Jardín 406: devuelven celular y PC al docente acusado
Más de un año después de los sucesos en el Jardín de Infantes 406 que conmovieron a Comodoro, la Justicia estableció que no existen motivos para procesar a José R, quien ya no reside en la ciudad. "Sé que no tengo nada que esconder pero no me dejaron defenderme y sentí que peligraba mi vida", señaló quien fuera acusado por medio centenar de padres.
"Pasará mucho tiempo para que vuelva a sentirme bien. Uno no es necio y entiende la situación. Podría decir muchas cosas pero nunca me escucharían y solo provocaría enojo. Es difícil; hay que estar un poco de los dos lados", le dijo José R al diario Jornada, donde eligió romper el silencio tras 16 meses de aquella delicada situación vivida en el Jardín de Infantes 406, en noviembre de 2022, cuando alrededor de medio centenar de padres lo denunciaron en la Justicia por presuntos abusos sexuales a niños de 3, 4 y 5 años.
Fueron días de furia, con manifestaciones, cortes de ruta, agresiones, el incendio del vehículo de la directora del establecimiento ubicado en el barrio 13 de Diciembre y hasta con un amago de tomar la playa de tanques. Hubo docentes que sintieron que peligraba su integridad física y José R. de inmediato entregó su celular y su computadora, mientras actuaba la Justicia a través de la fiscal María Laura Blanco, que ahora considera que no existen pruebas para procesar al docente de Música.
CAUSA ARCHIVADA
Daniel López, abogado del docente, explica que lo actuado por el Ministerio Público Fiscal no arroja dudas sobre la inocencia de su representado. De allí al archivo de la causa. "Se realizaron pericias a los dispositivos electrónicos que fueron entregados voluntariamente y que ya fueron devueltos sin que encontraran evidencias del delito aberrante del que fuera denunciado, como tampoco las demás diligencias realizadas durante el transcurso de la investigación", indicó.
A su criterio, el docente "fue y es víctima del escarnio público que le impiden su desarrollo profesional y personal por denuncias infundadas y que le hacen muy difícil poder retomar su vida".
Consideró el letrado que "a partir de ahora, estaremos evaluando la posibilidad de realizar los reclamos pertinentes en virtud del daño ocasionado por las falsas denuncias y que además afectaron a docentes y directivos de la institución quienes también fueron separados de sus cargos, sumariados e igualmente injuriados".
José R. hoy vive lejos de Comodoro Rivadavia; sufre una lejanía insegura y lo rodea el temor de su propio silencio. "Nunca me pregunté el porqué, ni qué había detrás de las denuncias. Nunca supe que me podía pasar a mí y no me pregunté por qué sucedió. No hay una respuesta. Lo que siempre quise fue que saliera la verdad a la luz", sostiene.
"NO ME DEJARON DEFENDER"
"Me sorprendió la cantidad de casos denunciados. Cuando fui notificado era una sola y después me enteré que eran demasiadas y con cosas que se inventaban, me dañaban a mí y a mi familia. Era una cantidad de mentiras y no me dejaron defenderme. Sentí que peligraba mi vida", agregó.
"Desde un primer momento -reconoce- estuve a disposición; entregué mi teléfono y mi computadora de manera voluntaria. Jamás me negué a nada porque sé que no tengo nada que esconder; no hice nada. Me encantaría que salga la verdad a la luz".
José R. confiesa que "hoy no me siento feliz. No puedo disfrutar nada, mi vida cambió rotundamente y pasará mucho tiempo para que vuelva a sentirme bien. Yo era muy feliz y vivía riéndome".
El profesor de música reconoce que no se siente capacitado para regresar a un aula. "Me pondría muy mal, es una tarea muy responsable. Hoy me pongo nervioso, transpiro mucho y se me nubla la vista. Tengo una especie de ataque de pánico y siento que no puedo ser responsable ni de mí mismo. No podría volver a trabajar porque tengo que cambiar hasta mi vida profesional".
"Me da miedo ir a la ciudad y, mucho más, hablar con alguien. No confío en muchas personas. No sentí que me hayan traicionado a mí, pero sí a mi familia que ayudaba a todo el mundo en el barrio 30 de Octubre; no sé si por envidia o por qué. Mi abuela y mi mamá trabajaron en Cáritas y le daban comida a la gente. Después todas esas personas terminaron desconfiando de nosotros. Mi familia no la pasó nada bien y quedaron dolidos; no les gustó lo que se dijo y la difamación. Destaco que no respondieron ante el enojo. En lo laboral nadie me llamó para nada. Quizás fue por miedo. Hubo directivos que debieron salir a hablar, muchos elogiaban mi trabajo pero no estuvieron cuando las papas quemaban", reprocha.
SU VIDA, LA MUSICA
José recuerda que "todos miraban mis clases y solían reírse porque eran divertidas; nunca trabajé con aulas cerradas y siempre estaba acompañado por otras docentes y compañeras. ¿Cómo puede ser que se digan esas barbaridades? Los papás iban siempre al Jardín, ellos sabían que se veía todo y cómo trabajábamos. No hay forma de que se puedan hacer las asquerosidades que me atribuyeron".
"Tuve siempre una linda relación con mis compañeros, teníamos un gran grupo de trabajo. Jamás tuve problemas en ninguna institución y siempre estuve predispuesto a hacer cosas por los nenes. Yo no falté jamás y tenía tres trabajos. Uno en Jardín, otro en primaria segundo ciclo y el restante en un programa de extensión en un profesorado", evoca.
"Con otros profes -recordó- tuve una banda de música infantil para niños que se llamaba "Risotada". Debutamos en Rada Tilly y llegamos a viajar a Ushuaia y a tocar en el Predio Ferial. Éramos muy conocidos", concluye utilizando un tiempo verbal que ratifica que aquello que fue ya no volverá a ser".
Diario Jornada