Qué es FOMO y cómo identificar esta patología ligada al uso de las redes sociales
La era digital acelera su paso todos los días, y el fenómeno conocido como FOMO es parte de ese acelere y cobra más fuerza, resaltando una inseguridad moderna y personal.
En la era digital, el fenómeno del FOMO (Fear of Missing Out, o miedo a perderse algo) se ha vuelto cada vez más común. Esta ansiedad, que se intensifica con el uso constante de redes sociales, está estrechamente ligada a la función de la dopamina en el cerebro. Entender este vínculo es crucial para abordar la adicción a las redes sociales y encontrar formas efectivas de prevenirla.
El FOMO y su efecto en la sociedad
El FOMO se refiere a la preocupación constante de que otras personas están disfrutando experiencias gratificantes de las cuales uno está ausente. Este miedo es exacerbado por la naturaleza de las redes sociales, donde se comparte constantemente información sobre eventos, logros y momentos importantes. La necesidad de estar siempre al tanto de lo que sucede en la vida de los demás puede llevar a un uso excesivo y compulsivo de plataformas como Instagram, TikTok, Facebook y Twitter.
Un estudio titulado "Estudio de la relación del efecto FOMO (Fear of Missing Out) y la inteligencia emocional en estudiantes universitarios", realizado por Elena Maté Casado bajo la dirección de Alba Aza Hernández en la Universidad de Salamanca, profundiza en cómo el FOMO afecta a los estudiantes universitarios. Este estudio revela que ciertos factores, como el uso elevado de dispositivos e internet, el alto neuroticismo y la baja inteligencia emocional, pueden hacer que las personas sean más vulnerables al FOMO.
Cómo la Inteligencia Emocional puede ayudarnos
La inteligencia emocional es la capacidad de identificar, comprender y gestionar nuestras propias emociones, así como reconocer y influir en las emociones de los demás. En el contexto del uso de redes sociales y el fenómeno del FOMO, desarrollar una alta inteligencia emocional puede ser una herramienta eficaz para mitigar sus efectos negativos. Aquí se detallan varias formas en que la IE puede ser beneficiosa:
- Autoconciencia: la autoconciencia implica reconocer nuestras propias emociones y cómo estas afectan nuestros pensamientos y comportamientos. Al ser conscientes de nuestras emociones, podemos identificar cuándo estamos utilizando las redes sociales como una forma de evitar sentimientos negativos, como la ansiedad o la soledad. Esta autoconciencia nos permite tomar decisiones más informadas y conscientes sobre nuestro uso de las redes sociales y evitar comportamientos compulsivos o adictivos.
- Autorregulación: la autorregulación es la capacidad de manejar nuestras emociones de manera saludable y adaptativa. Las personas con alta inteligencia emocional pueden resistir la tentación de revisar constantemente sus redes sociales, y en su lugar, dedicarse a actividades más productivas y satisfactorias. Técnicas de autorregulación como la meditación, el mindfulness o simplemente tomarse un descanso de las redes sociales pueden ayudar a reducir la compulsión de estar siempre conectados.
- Motivación: la motivación, como componente de la IE, nos impulsa a alcanzar nuestras metas y mantenernos enfocados en nuestros objetivos personales. Una alta inteligencia emocional nos permite establecer y seguir metas que no dependen de la validación externa obtenida a través de las redes sociales. Al centrarnos en nuestros propios logros y en lo que realmente nos importa, reducimos la necesidad de compararnos constantemente con los demás, lo que a su vez disminuye los efectos del FOMO.
- Empatía: la empatía es la capacidad de comprender y compartir los sentimientos de los demás. Las personas empáticas pueden reconocer cuando otros están luchando con problemas similares relacionados con el uso de redes sociales. Esta comprensión puede fomentar relaciones más profundas y significativas fuera del ámbito digital, lo que puede reducir la dependencia de las redes sociales para obtener apoyo emocional.
- Habilidades Sociales: las habilidades sociales permiten interactuar efectivamente con los demás y construir relaciones sólidas. Desarrollar estas habilidades nos ayuda a crear una red de apoyo social que no dependa exclusivamente de las interacciones en línea. Participar en actividades sociales en el mundo real y mantener relaciones interpersonales saludables puede proporcionar una sensación de pertenencia y apoyo, disminuyendo la necesidad de buscar estas experiencias en las redes sociales.
Ejemplos y aplicaciones
- Practicar mindfulness: esta práctica puede ayudarnos a estar presentes y reducir la impulsividad, permitiéndonos tomar decisiones más conscientes sobre cuándo y cómo usar las redes sociales.
- Establecer metas personales: enfocarse en metas que no dependan de la validación externa, como aprender una nueva habilidad o mejorar en un hobby, puede proporcionar una fuente interna de satisfacción.
La dopamina y su rol en la adicción
La dopamina es un neurotransmisor que juega un papel crucial en el sistema de recompensas del cerebro. Está asociada con las sensaciones de placer y recompensa. Cuando recibimos un "like" o un comentario positivo en nuestras publicaciones, nuestro cerebro libera dopamina, generando una sensación placentera. Este mecanismo es similar al que se observa en otras formas de adicción, como la adicción a sustancias.
Cada notificación y actualización en las redes sociales actúa como un estímulo que puede desencadenar una liberación de dopamina. Esto refuerza el comportamiento de revisar continuamente nuestras cuentas para obtener más recompensas, lo que puede llevar a una adicción.
Foto: MDZ
Prevención de la adicción a las RRSS
Para prevenir la adicción a las redes sociales, es fundamental implementar estrategias que reduzcan la exposición y el impacto de estos estímulos constantes:
- Establecer límites de uso: definir horarios específicos para el uso de redes sociales puede ayudar a evitar el uso excesivo. Aplicaciones como "Screen Time" en dispositivos Apple o "Digital Wellbeing" en Android permiten monitorear y limitar el tiempo dedicado a estas plataformas.
- Desactivar notificaciones: reducir las distracciones eliminando las notificaciones push puede disminuir la compulsión de revisar el teléfono constantemente.
- Fomentar actividades offline: involucrarse en actividades que no dependan de la tecnología, como el ejercicio, la lectura o pasar tiempo con amigos y familiares en persona, puede proporcionar recompensas y satisfacciones alternativas.
- Practicar la gratitud y la autoaceptación: enfocarse en lo que se tiene y en las propias experiencias, en lugar de compararse constantemente con los demás, puede reducir el impacto del FOMO. Viktor Frankl, psiquiatra y filósofo creador de la Logoterapia, dice: "La felicidad es como una mariposa. Cuanto más la persigues, más huye. Pero si vuelves la atención hacia otras cosas, ella viene y suavemente se posa en tu hombro. La felicidad no es una posada en el camino, sino una forma de caminar por la vida".
- Desarrollar habilidades de autocontrol: técnicas de mindfulness y meditación pueden ayudar a aumentar la conciencia sobre el uso de redes sociales y fomentar un uso más consciente y controlado.
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Necesidad de advertencias
- Conciencia y educación: es esencial que se eduque a los usuarios sobre los riesgos asociados con el uso excesivo de las redes sociales. Incluir advertencias claras y accesibles sobre los peligros potenciales puede ayudar a aumentar la conciencia y fomentar un uso más saludable y equilibrado de estas plataformas.
- Políticas de salud pública: las autoridades de salud pública deberían implementar campañas informativas que destaquen los riesgos y proporcionen estrategias para mitigar los efectos negativos del uso de redes sociales. Esto puede incluir programas educativos en escuelas y universidades que enseñen a los jóvenes a utilizar las redes sociales de manera responsable.
- Investigación y regulación: se necesita más investigación para entender plenamente los efectos a largo plazo del uso de redes sociales en la salud mental. Además, la regulación puede desempeñar un papel crucial en la protección de los usuarios, asegurando que las plataformas implementen medidas que promuevan el bienestar digital.
Conclusión
El FOMO y la dopamina juegan roles fundamentales en la adicción a las redes sociales. Comprender estos mecanismos es esencial para desarrollar estrategias efectivas de prevención. Incrementar la conciencia sobre los peligros asociados con el uso de redes sociales a través de advertencias y educación es un paso crucial para promover un uso más saludable y equilibrado de estas plataformas. La inteligencia emocional es una herramienta poderosa para manejar los desafíos asociados con el uso de redes sociales y el FOMO. Esto no solo mejora nuestra salud mental y bienestar general, sino que también nos ayuda a vivir una vida más equilibrada y plena.