Descargo

Veterinario de Río Gallegos responde a acusación: "La dueña estaba dolida por la pérdida y buscaba un culpable"

Nicolás Pereyra (Mat. Prov. 316) se presentó personalmente en El Diario Nuevo Día para hacer su descargo. "Hice lo mejor que se podía hacer". Asegura que sus colegas lo apoyaron.

Redacción Nuevo Día
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eldiarionuevodia@hotmail.com

Nicolás Pereyra es médico veterinario. Hace 5 años se recibió en la Universidad Nacional del Nordeste y hace tres que está autorizado para ejercer en Santa Cruz con la matrícula 316, donde presta servicios en la veterinaria Mundo Animal de Río Gallegos en la que trabaja desde hace un tiempo.

Tras la denuncia realizada por una vecina del barrio Fátima, el profesional se presentó en la redacción de El Diario Nuevo Día para hacer su descargo dando cuenta de que por el momento la mujer no realizó un reclamo legal en el Colegio de Veterinarios. En un relato sincero y detallado, Pereyra explica que hizo lo mejor que pudo, que recibió el apoyo de sus colegas, que le ofreció la mejor atención posible, que diagnosticó y que le indicó una medicamento, que se ofreció a colocarle suero y que la derivó a una especialista en cardiología, dado que todo indicaba que se trataba de un cuadro cardíaco, noticia que la dueña, atravesada por la desesperación, no terminó de aceptar.

A continuación, el relato del veterinario:

"Cuando el domingo llegó Nala estaba cubriendo una guardia activa. Al entrar a la veterinaria, me encontré con una señora con sus hijas y una perrita acostada en el suelo. Poco después, la hago ingresar a la señora al consultorio con Nala,un caniche negro de 4 años que estaba descompensada. Lo primero que hice fue una anamnesis, es decir, consultar al dueño para recolectar datos del paciente para conocer el registro previo. Entonces, me comentó que estaba en tratamiento para la tos con una medicación y le pregunté si estaba segura de que se trataba únicamente de una tos porque existe una tos de orígen cardíaco aparte de la respiratoria. Luego, le ausculté el corazón y noté que tenía un gran soplo por lo cual le di mi diagnóstico presuntivo y le indiqué que era de orígen cardíaco", expresó.

El relato continúa con detalles referidos al diagnóstico del especialista. "La noté insatisfecha con el diagnóstico. La señora me preguntó qué hacer porque la perrita no podía tomar agua. Le dije que podíamos hidratarla, pero que eso no iba a revertir el cuadro cardíaco. La hija me comenta que tenía la lengua azul y yo lo asocié al problema cardíaco, confirmado que para mi no se trataba de una tos. Como en la clínica no tenemos equipos para confirmar esto, le sugerí que visitara a una doctora especialista en cardiología. Era domingo, era difícil conseguir un veterinario, pero tal vez podría conseguir un turno pronto, por eso la derivé. Antes de retirarse, le indiqué un comprimido para darle a la perrita. Luego pagó y se fue.

"Al rato, escuché la voz de una persona enojada, salí a observar y estaba la señora exaltada y enojada que al verme me insulta y me culpa del fallecimiento de su mascota. Yo entré en pánico. Soy veterinario, pero no estoy preparado para esas situaciones. Había una nena con una cámara grabando. Se nota que en ese momento, no tenía intenciones de dialogar sino de hacer una caza de brujas. Entonces, al estar en un box y no tener otra alternativa, atiné a cerrar la puerta, más que nada para evitar que escale la agresión", afirmó.

"En ese momento, no pude verlo, pero escuché que la chica le devolvió la plata. Yo presentí que el tratamiento que debía recibir era otro, no el que me pedía. Los dueños de Mundo Animal me mostraron su apoyo. Ellos me vieron preocupado y me calmaron entendiendo que yo no había actuado mal", concluyó.

El cobro

En otro orden, Pereyra explicó el motivo por el que se realizó el cobro a la dueña. "Como no es mi veterinaria siempre la consulta se paga. Yo estaba trabajando para otras personas en un espacio que no era mío. Yo no cobro, yo presto un servicio para ese lugar"

El dolor por la pérdida de Nala

Por otra parte, el veterinario se refirió a la conmoción que genera la pérdida de una mascota en una familia. "Creo que (la dueña) estaba dolida por la muerte de Nala que era como parte de su familia por el tiempo compartido, los recuerdos, los años...Era una perra chica de 4 años. Uno no quiere perder un animal tan pronto y de esa forma".

Por último, el especialista enumeró una serie de cuestiones para completar su descargo sobre los dichos de la vecina. "Siempre se le pide la autorización a los dueños. Yo no puedo hacer nada sin su consentimiento. Ella agarró su plata y se fue. No me dio tiempo para dialogar con ella. En las cámaras, se ve que hablamos durante 15 minutos.

Es triste la pérdida de un perro. Se entiende que ella esté mal y su forma de actuar, pero yo lo que quiero es dejar una reseña de lo que pasó: los veterinarios siempre somos cuestionados con estos temas. En las redes no hay empatía. Hice lo mejor que se podía hacer".

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